¡LLEGÓ LA HORA!

Estoy un poco desmemoriada, he perdido la cabeza, no recuerdo algunas cosas, porque aunque llevo 5 años viviendo en la comunidad, los vecinos me ignoran. He probado a saludarles de todas formas: cortestemente, informalmente, pero nada, soy invisible.

Subo por la escalera y parece que soy muy ligera. Las 5, es la hora de que mi vecina recoja a su niña de la escuela. Pruebo otra vez. ¡buenas tardes Marina!, ¿Cómo estás Rocio?, pero sigo sin obtener respuesta.

Me pregunto si debería irme, pero algo me dice que no, serán los muchos años que llevo viviendo aquí.

De repente siento un ruido y como muy curiosa me asomo al pasillo a ver lo que ha pasado y veo un corrillo de vecinas mirando hacia arriba. La claraboya estaba rota y entonces cayó mi cabeza.